miércoles, 5 de diciembre de 2012

¿Habemus portus o no habemus portus?


Hace unos cincos años que el difunto Juan Moro, - ex-alcalde y concejal de urbanismo del Ecxmo. Ayuntamiento de Almodóvar del Río -, me sorprendió con una rotunda afirmación. Me dijo: - ¡Antonio! ¡Parece mentira! ¿Cómo que tú no sabes que eso es un “portus” romano, si todo el mundo? Y lo confieso: a esas alturas de mi vida, muy pasada la cuarentena, no había escuchado nunca que la construcción de piedra que se levanta en la ribera derecha de nuestro rio , bajo la gran mole granítica donde se alza el castillo temático -por llamarlo de alguna manera-, "de la Floresta", fuese un “portus“de la provincia bética del imperio romano.

.Desde muy joven he recorrido esa ribera de "arriba a abajo", camino de la alameda; saltando entre los pedruscos de la orilla; entrando y saliendo de aquellas ruinas. Tuvo que ser un mandamás local, -en linea directa con "eruditos" arquitectos cordobeses-, el que me abriera los ojos de golpe, deslumbrándome con el fulgor que desprenden las verdades recien reveladas .

Me lo tragué. Aplaudí el magnífico traje que el emperador lucia ante sus súbditos. Y lo publiqué como un hecho incuestionable en este blog (aún no he modificado la entrada).

Sin embargo ,un no se qué, una sombra de sospecha, un vago presentimiento me acechaba sin tregua y cuanto más reflexionaba sobre la sorprendente noticia, más crecía la duda y mayor era mi recelo.

Yo razonaba de tal modo: ¿Cómo es posible que no se haga referencia a este "portus" en ninguna publicación o estudio especializado y que ninguno de los eruditos historiadores o arqueólogos, que han recorrido el Guadalquivir en toda su longitud durante cientos de años, buscando yacimientos de distinta procedencia (prerromana, romana, visigoda o andalusí, entre otras), no hayan recalado en este puerto, portus o embarcadero y que enfrente del mismo, en la ribera opuesta, hayan descubierto los alfares de Villaseca o del Sotillo y otros muchos que jalonan el lento discurrir del bético río?

¿Cómo estando asentada Almodóvar del Río, sobre los pagos de la antigua Cárbula romana y salpicado nuestro término municipal de vestigios y restos de dicha época, -todosdatados, estudiados, descritos y publicados ( Villaseca, Fuenrreal,  Cortijo Nuevo, presa del Arroyo de los Peces, canal del Guadalmellato, cisternas de Los Mochos, etc),- se haya pasado por alto este “portus”, tan evidente, tan visible, tan “ bien conservado”?.

¿Cómo podemos entender que los romanos, tan listos e inteligentes, tan prácticos, tan grandes arquitectos y constructores, acertaran siempre en la localización de sus ciudades, de sus puertos, de sus acueductos y vías de comunicación, buscando siempre el lugar idóneo, aprovechando las características del terreno y, sin embargo, -en el caso que nos ocupa-, lo situaran en un lugar únicamente accesible desde el agua , en el mejor de los casos?.Probemos a rellenar de pétreo material lo que le falta a la cortadura del cerro, utilizando las herramientas de un inmenso Photoshop orográfico y comprobaremos que el portus queda sepultado bajo toneladas y toneladas de granito.

¿Por qué el material con el que fue construido el portus romano, tiene la misma textura, idénticas tonalidades de color y similar aspecto que la superficie rocosa de la cortadura, sugiriéndonos que fue construido en la misma época en la que dicha cortadura fue dinamitada para abrir paso al trazado ferroviario y con el producto de las voladuras?

¿Por qué las fuerzas erosivas combinadas de la constante corriente de agua, de los cientos de inundaciones con su carga arrolladora, del viento que durante siglos va puliendo con invisible lima las aristas de la más dura roca, de la destructiva mano del hombre que todo lo arrasa y del tiempo, que con su paso va dejando impresa su firma, -no solo en nuestro querido planeta, sino en todo el infinito universo-, no han hecho la mella esperada? ¿Acaso dicho portus se halla en una especie de cuarta dimensión, que lo aísla, envuelve y protege como capullo de seda?

¿Cómo se entiende que los romanos construyeran alfarerías en una ribera del río y el portus en la opuesta? ¿No les importaba trabajar el doble por el mismo salario?  Cargaban las ánforas en una barcaza, remaban con todo el peso y con todas sus fuerzas hacia la orilla de enfrente y, de nuevo, volvían a cargarlas en la nave mercante, - que esperaba pacientemente atracada en el portus, - hasta que la linea de navegación marcaba su tara máxima? Comprobaremos, bajo estas lineas, que las embarcaciones romanas de carga no pasaban de Alcalá del Río.

Con estos y otros razonamientos de menor consideración, mi sospecha iba en aumento y mi credulidad en decremento. Si a todo esto añadimos, que un insigne e ilustrado técnico en la materia , -aportando su granito de arena a la resolución del enigma-, comentó que eso: que nosotros creíamos que era un portus “a pies juntillas”-, no era tal, sino la boca de salida de la cloaca de la villa de Cárbula o, en todo caso, de la fortificación que existía en la cima del cerro. ¡Pero hombre de Dios! ¿No habíamos quedado, -siguiendo en su periplo a Plinio “El Viejo”-, que Cárbula se encontraba al otro lado del rio?.Decir esto era darnos a entender, que el pobre Plinio, por viejo, no sabia ya donde tenia su mano derecha.


Pasó el tiempo. Dejé el agua correr y el portus continuó soportando el embate del tiempo sin alterarse. Una noche , charlando con un amigo en el Bar Izquierdo saqué a relucir el tema y las dudas que tenia acerca de la verosimilitud de la “hipótesis oficial”, cuando este me soltó lo siguiente: - !Qúe portus ni que niño muerto! ¡Pero hombre!, si todo el mundo sabe, por lo menos los “viejos”, que esa “caseta” se construyó con el objeto de guardar la pólvora, los cartuchos y la mecha que se utilizó para dar el tajo al cerro, cuando modificaron el trazado de la vía. De hecho, existe una fotografía del Guadalquivir, hecha a principios de siglo, osea, antes de la remodelación del trazado, en la que no aparece la “caseta”. Decían también, que desde la casetilla detonaban los cartuchos, protegiendose de la lluvia de piedras que se les venia encima.

Otra luz , mucho más potente que la anterior ,vino a despejar las sombras que rodeaban al portus. Estaba tan claro que no cabía discusión. No podía ser otra cosa. Todas las piezas encajaban como en un puzzle resuelto. La situación, el tipo de construcción, el material con el que fue construido y la apariencia de fábrica reciente.

Decidí visitar el portus, para observarlo desde esta nueva perspectiva, y advertí un detalle que había escapado en mis anteriores visitas: la caseta "parece" que se apoya sobre el muro de contención de la vía antigua, es decir, que el muro no esta construido sobre el portus, sino que este se encuentra adosado el muro. Lo que nos indica, sin duda alguna, que su construcción es posterior a la de la vía.

Unos días antes de redactar este artículo para el último número de la revista cultural del Ateneo Popular me hacen el siguiente comentario:

-Hay que ver como esta la ruta del molino, llena de suciedad y abandono ¡Es una vergüenza!

- ¿El molino? ¿Qué molino?- le respondí! 

- ¡Qué molino va a ser! Lo que ahora se han empeñado en llamarle portus.

Así que no sabia uno a que atenerse: si al molino, si al polvorín o al portus siendo esta última opción la más increíble de las tres. De modo y manera que aquí me tienen desnudando de pronto al emperador y dejándolo “en pelotas”, ante la multitud que aplaude su rico traje. Si nos empeñamos en que sea un puerto romano, porque los intereses turísticos y económicos de nuestro pueblo así lo exigen y demandan, tendremos que aceptar a  "pulpo" como animal de compañía.

Creo haber expuesto razones suficientes para que no aceptemos, tan "a la ligera", la categoría de portus que ha alcanzado la “caseta”. Solo me resta decir que si alguien está convencido de que, efectivamente, es un portus romano, que me demuestre que estoy equivocado y , al mismo tiempo, saque de la ignorancia a todos los que piensan como yo, que no son pocos. ¡Ah! ¡Por cierto!no dejen de leer lo siguiente para despejar todo tipo de dudas de una vez:

“La fuente más importante sobre la navegabilidad del Baetis la constituye Estrabón, en el libro III de su Geografía (19): Junto al Baetis habitan muchos, y se sube por él unos 1.200 estadios,desde el Océano hasta Corduba y la región que está algo más arriba. Y la ribera y las islitas en el río están bien cultivadas. Hay que añadir también lo bonito del paisaje, teniendo la región bosques y otras plantaciones. Hasta Hispalis ( Sevilla) suben grandes barcos de carga, casi por unos 500 estadios, llegándose hasta las ciudades que están más arriba e Ilipa ( Alcalá del Río)con barcos más pequeños, y hasta Corduba con barcas de río, que ahora se fabrican de tablas, mientras antes eran hechas de un tronco solo. La región de más arriba, hasta Cástulo, no es navegable..."

“Desgraciadamente, son muy pocos los restos de construcciones que se han conservado en el Guadalquivir. Quizás sean los ríos los lugares menos apropiados para que las construcciones realizadas en sus orillas o dentro de su cauce perduren, ya que la erosión fluvial, las crecidas e inundaciones, los sedimentos depositados por el río y otras muchas causas coadyuvan a su destrucción. Por eso son muy pocos los ríos que muestran al descubierto ruinas de edificios o puertos bien conservados. En el caso de que existan, son prácticamente irreconocibles...”

“Los puertos fluviales siguen todos ellos un modelo muy parecido; las orillas de los ríos se fijarían con ayuda de pilotes y, si era necesario, se las consolidaría con rocas y piedras. Una vez dado este paso preliminar, se construirían los muelles de carga y descarga, de extensión variable según la importancia del puerto, y a su alrededor se establecería una linea de almacenes, oficinas de contratación y talleres, casi siempre de madera. Desde el puerto, una o varias calles conducirían al Foro.Todas estas construcciones ligeras se han perdido y se conservan únicamente los restos, casi siempre los cimientos, de aquellos puertos más importantes construidos no con madera y tierra, sino con grandes bloques de piedra. Aun así, la mayoría de las veces se ha construido encima un nuevo puerto y se ha perdido el recuerdo de su existencia...”

“Los primeros restos de puertos los encontramos, siguiendo el sentido descendente de las aguas del rio, en Peñaflor, la antigua Celti. Su dique, llamado El Higuerón, está construido con grandes bloques de piedra sin cortar, algunos de los cuales llegan a medir tres metros de. largo, uno de ancho y uno de alto. ..”

“Siguiendo el curso del rio, encontramos de nuevo restos de un puerto en Cantillana, la antigua Naeva. Bonsor, en su viaje arqueológico, vio aquí "paredes de ladrillo o piedra cortada e inmensas masas de cascotes que están todavía suspendidas en la orilla derecha o han caldo en el rio. Puesto que la ciudad era aqui muy alta, fue necesario colocar los almacenes en terrazas unidas por rampas...”

“El tercer puerto lo encontramos en Alcalá del Río, Ilipa Magna, donde tuvo lugar la última gran batalla de la segunda guerra púnica. Sus ruinas son más considerables que las de Cantillana y se extienden desde la orilla hasta casi el centro del rio.Se conservan las piedras que servían de cimiento, de un grosor de 1,10 a 1,30 metros, y restos del muro de ladrillos que descansaba sobre ellas.Que en Ilipa existía un puerto está atestiguado, además de por la comprobación visual de sus ruinas, por una inscripción aparecida en 1784 en la Granja Haza del Villar, entre La Algaba y Santiponce, que nos da noticia de un dispensator portus ilipensis e ilustra acerca de uno de los cargos del puerto. Un último muelle, del que no se conservan restos, pero que está atestiguado por historiadores de los siglos XVI y XVII, es el de Itálica.En época romana parece ser que el rio pasaba por esta ciudad, aunque posteriormente cambió de curso...”

“Además de estos puertos grandes, cuyas ruinas o cuyo recuerdo se nos han conservado,debieron existir muchos puertos pequeños y embarcaderos. Cada ciudad, cada pueblo ribereño del Guadalquivir tendría el suyo propio, e incluso cada fundus y gran propiedad agrícola contaría con un embarcadero para su propio servicio. Hasta aquí se traerían los productos, sobre todo el aceite, para que los recogieran los barcos y los llevaran río abajo. De estos embarcaderos no se ha conservado nada, pero debían existir en todos aquellos lugares donde las marcas de ánforas presentan la leyenda PORT., POR. Y abundan de manera relativa. Igualmente existirían en los lugares conocidos aún hoy como "El Puerto", tales como el que conserva ese nombre cerca de Lora del Río y el llamado "El Puerto del Barco", en el término de Brenes, donde los naturales cuentan que existían restos de edificaciones antes que las máquinas las destruyeran, y donde hemos encontrado una considerable cantidad de marcas de ánforas ...”

Párrafos extraídos del libro de Lorenzo Abad Casal ,publicado en 1975 y titulado:” El Guadalquivir: via fluvial romana”.

Lorenzo Abad Casal (San Fernando, Cádiz, 1948) Licenciado en Historia en la Universidad de Sevilla (1971). Doctor por la Universidad de Sevilla (1976). Profesor ayudante de Arqueología y encargado de curso en las Universidades de Sevilla, Cádiz y Complutense, adjunto en la de Córdoba, agregado en la de Valencia y catedrático en la de Alicante, a la que se incorporó en 1979. Ha investigado y ampliado estudios en la Universidad de Munich y en las sedes del Instituto Arqueológico Alemán en Berlín, Roma y Frankfurt, en esta última en calidad de becario de Fundación Alexander von Humboldt. Especializado en arqueología protohistórica y clásica, y en concreto en las culturas ibérica y romana.