Hace
unos
cincos años que el difunto Juan Moro, - ex-alcalde y concejal de
urbanismo del Ecxmo. Ayuntamiento de Almodóvar del Río -, me
sorprendió con una rotunda afirmación. Me dijo: - ¡Antonio! ¡Parece mentira! ¿Cómo que tú no sabes que eso es un “portus”
romano, si todo el mundo? Y lo confieso: a esas alturas de mi
vida, muy pasada la cuarentena, no había escuchado nunca que la
construcción de piedra que se levanta en la ribera derecha de nuestro
rio , bajo la gran mole granítica donde se alza el castillo temático
-por llamarlo de alguna manera-, "de la Floresta", fuese
un “portus“de la provincia bética del imperio romano.
.Desde muy joven he recorrido esa ribera de
"arriba a abajo", camino de la alameda; saltando entre los
pedruscos de la orilla; entrando y saliendo de aquellas ruinas. Tuvo
que ser un mandamás local, -en linea directa con "eruditos"
arquitectos cordobeses-, el que me abriera los ojos de golpe,
deslumbrándome con el fulgor que desprenden las verdades recien
reveladas .
Me
lo tragué. Aplaudí el magnífico traje que el emperador lucia ante
sus súbditos. Y lo publiqué como un hecho incuestionable en este
blog (aún no he modificado la entrada).
Sin
embargo ,un no se qué, una sombra de sospecha, un vago
presentimiento me acechaba sin tregua y cuanto más reflexionaba
sobre la sorprendente noticia, más crecía la duda y mayor era mi
recelo.
Yo
razonaba de tal modo: ¿Cómo es posible que no se haga referencia a
este "portus" en ninguna publicación o estudio especializado y que
ninguno de los eruditos historiadores o arqueólogos,
que han recorrido el Guadalquivir en toda su longitud durante cientos
de años, buscando yacimientos de distinta procedencia (prerromana,
romana, visigoda o andalusí, entre otras), no hayan recalado en
este puerto, portus o embarcadero y que enfrente del mismo, en la
ribera opuesta, hayan descubierto los alfares de Villaseca o del
Sotillo y otros muchos que jalonan el lento discurrir del bético
río?
¿Cómo
estando asentada Almodóvar del Río, sobre los pagos de la antigua
Cárbula romana y salpicado nuestro término municipal de vestigios y
restos de dicha época, -todosdatados,
estudiados, descritos y publicados ( Villaseca, Fuenrreal, Cortijo
Nuevo, presa del Arroyo
de los Peces, canal del Guadalmellato, cisternas de Los Mochos,
etc),- se haya pasado por alto este “portus”, tan evidente, tan
visible, tan “ bien conservado”?.
¿Cómo
podemos entender que los romanos, tan listos e inteligentes, tan
prácticos, tan grandes arquitectos y constructores, acertaran
siempre en la localización de sus ciudades, de sus puertos, de sus
acueductos y vías de comunicación, buscando siempre el lugar
idóneo, aprovechando las características del terreno y, sin embargo, -en el caso que nos ocupa-, lo situaran en un lugar únicamente accesible desde el agua , en el mejor de los casos?.Probemos a
rellenar de pétreo material lo que le falta a la cortadura del
cerro, utilizando las herramientas de un inmenso Photoshop orográfico
y comprobaremos que el portus queda sepultado bajo toneladas y
toneladas de granito.
¿Por
qué el material con el que fue construido el portus romano, tiene la
misma textura, idénticas tonalidades de color y similar aspecto que
la superficie rocosa de la cortadura, sugiriéndonos que fue
construido en la misma época en la que dicha cortadura fue
dinamitada para abrir paso al trazado ferroviario y con el producto
de las voladuras?
¿Por
qué las fuerzas erosivas combinadas de la constante corriente de
agua, de los cientos de inundaciones con su carga arrolladora, del
viento que durante siglos va puliendo con invisible lima las aristas
de la más dura roca, de la destructiva mano del hombre que todo lo
arrasa y del tiempo, que con su paso va dejando impresa su firma, -no
solo en nuestro querido planeta, sino en todo el infinito universo-,
no han hecho la mella esperada? ¿Acaso dicho portus se halla en una
especie de cuarta dimensión, que lo aísla, envuelve y protege como
capullo de seda?
¿Cómo
se entiende que los romanos construyeran alfarerías en una ribera
del río y el portus en la opuesta? ¿No les importaba trabajar el
doble por el mismo salario? Cargaban las ánforas en una barcaza,
remaban con todo el peso y con todas sus fuerzas hacia la orilla de
enfrente y, de nuevo, volvían a cargarlas en la nave mercante, - que
esperaba pacientemente atracada en el portus, - hasta que la linea de
navegación marcaba su tara máxima? Comprobaremos, bajo estas
lineas, que las embarcaciones romanas de carga no pasaban de Alcalá
del Río.
Con
estos y otros razonamientos de menor consideración, mi sospecha iba
en aumento y mi credulidad en decremento. Si a todo esto añadimos,
que un insigne e ilustrado técnico en la materia , -aportando su
granito de arena a la resolución del enigma-, comentó que eso: que
nosotros creíamos que era un portus “a pies juntillas”-, no era
tal, sino la boca de salida de la cloaca de la villa de Cárbula o,
en todo caso, de la fortificación que existía en la cima del cerro.
¡Pero hombre de Dios! ¿No habíamos quedado, -siguiendo en su
periplo a Plinio “El Viejo”-, que Cárbula se encontraba al otro
lado del rio?.Decir esto era darnos a entender, que el pobre Plinio,
por viejo, no sabia ya donde tenia su mano derecha.
Pasó
el tiempo. Dejé el agua correr y el portus continuó soportando el
embate del tiempo sin alterarse. Una noche , charlando con un amigo
en el Bar Izquierdo saqué a relucir el tema y las dudas que tenia
acerca de la verosimilitud de la “hipótesis oficial”, cuando
este me soltó lo siguiente: - !Qúe portus ni que niño muerto!
¡Pero hombre!, si todo el mundo sabe, por lo menos los “viejos”,
que esa “caseta” se construyó con el objeto de guardar la
pólvora, los cartuchos y la mecha que se utilizó para dar el tajo
al cerro, cuando modificaron el trazado de la vía. De hecho, existe
una fotografía del Guadalquivir, hecha a principios de siglo, osea,
antes de la remodelación del trazado, en la que no aparece la
“caseta”. Decían también, que desde la casetilla detonaban los
cartuchos, protegiendose de la lluvia de piedras que se les venia
encima.
Otra
luz , mucho más potente que la anterior ,vino a despejar las sombras
que rodeaban al portus.
Estaba tan claro que no cabía discusión. No podía ser otra cosa.
Todas las piezas encajaban como en un puzzle resuelto. La situación,
el tipo de construcción, el material con el que fue construido y la
apariencia de fábrica reciente.
Decidí
visitar el portus, para observarlo desde esta nueva perspectiva, y
advertí un detalle
que había escapado en mis anteriores visitas: la caseta "parece"
que se apoya sobre el muro
de contención de la vía antigua, es decir, que el muro no esta
construido sobre el portus,
sino que este se encuentra adosado el muro. Lo que nos indica, sin
duda alguna, que su construcción es posterior a la de la vía.
Unos
días antes de redactar este artículo para el último número de la
revista cultural del Ateneo Popular me hacen el siguiente comentario:
-Hay
que ver como esta la ruta del molino, llena de suciedad y abandono ¡Es una vergüenza!
- ¿El molino? ¿Qué molino?- le respondí!
- ¡Qué molino va a ser! Lo que ahora se han empeñado en llamarle
portus.
Así que no sabia uno a que atenerse: si al molino, si al polvorín o al
portus siendo esta última opción la más increíble de las tres.
De modo y manera que aquí me tienen desnudando de pronto al emperador
y dejándolo “en pelotas”, ante la multitud que aplaude su rico
traje. Si nos empeñamos en que sea un puerto romano, porque los intereses turísticos
y económicos de nuestro pueblo así lo exigen y demandan, tendremos que aceptar a "pulpo" como animal de compañía.
Creo
haber expuesto razones suficientes para que no aceptemos, tan "a
la ligera", la categoría de portus que ha alcanzado la
“caseta”. Solo me resta decir que si alguien está convencido de
que, efectivamente, es un portus romano, que me demuestre que estoy
equivocado y , al mismo tiempo, saque de la ignorancia a todos los
que piensan como yo, que no son pocos. ¡Ah! ¡Por cierto!no dejen de
leer lo siguiente para despejar todo tipo de dudas de una vez:
“La
fuente más importante sobre la navegabilidad del Baetis la
constituye Estrabón, en el libro III de su Geografía (19): Junto al
Baetis habitan muchos, y se sube por él unos 1.200 estadios,desde el
Océano hasta Corduba y la región que está algo más arriba. Y la
ribera y las islitas en el río están bien cultivadas. Hay que
añadir también lo bonito del paisaje, teniendo la región bosques y
otras plantaciones. Hasta Hispalis ( Sevilla) suben grandes barcos de
carga, casi por unos 500 estadios, llegándose hasta las ciudades que
están más arriba e Ilipa ( Alcalá del Río)con barcos más
pequeños, y hasta Corduba con barcas de río, que ahora se fabrican
de tablas, mientras antes eran hechas de un tronco solo. La región
de más arriba, hasta Cástulo, no es navegable..."
“Desgraciadamente,
son muy pocos los restos de construcciones que se han conservado en
el Guadalquivir. Quizás sean los ríos los lugares menos apropiados
para que las construcciones realizadas en sus orillas o dentro de su
cauce perduren, ya que la erosión fluvial, las crecidas e
inundaciones, los sedimentos depositados por el río y otras muchas
causas coadyuvan a su destrucción. Por eso son muy pocos los ríos
que muestran al descubierto ruinas de edificios o puertos bien
conservados. En el caso de que existan, son prácticamente
irreconocibles...”
“Los
puertos fluviales siguen todos ellos un modelo muy parecido; las
orillas de los ríos se fijarían con ayuda de pilotes y, si era
necesario, se las consolidaría con rocas y piedras. Una vez dado
este paso preliminar, se construirían los muelles de carga y
descarga, de extensión variable según la importancia del puerto, y
a su alrededor se establecería una linea de almacenes, oficinas de
contratación y talleres, casi siempre de madera. Desde el puerto,
una o varias calles conducirían al Foro.Todas estas construcciones
ligeras se han perdido y se conservan únicamente los restos, casi
siempre los cimientos, de aquellos puertos más importantes
construidos no con madera y tierra, sino con grandes bloques de
piedra. Aun así, la mayoría de las veces se ha construido encima un
nuevo puerto y se ha perdido el recuerdo de su existencia...”
“Los
primeros restos de puertos los encontramos, siguiendo el sentido
descendente de las aguas
del rio, en Peñaflor, la antigua Celti. Su dique, llamado El
Higuerón, está construido con grandes bloques de piedra sin cortar,
algunos de los cuales llegan a medir tres metros de. largo, uno de
ancho y uno de alto. ..”
“Siguiendo
el curso del rio, encontramos de nuevo restos de un puerto en
Cantillana, la antigua Naeva. Bonsor, en su viaje arqueológico, vio
aquí "paredes de ladrillo o piedra cortada e inmensas masas de
cascotes que están todavía suspendidas en la orilla derecha o han
caldo en el rio. Puesto que la ciudad era aqui muy alta, fue
necesario colocar los almacenes en terrazas unidas por rampas...”
“El
tercer puerto lo encontramos en Alcalá del Río, Ilipa Magna, donde
tuvo lugar la última gran batalla de la segunda guerra púnica. Sus
ruinas son más considerables que las de Cantillana y se extienden
desde la orilla hasta casi el centro del rio.Se conservan las piedras
que servían de cimiento, de un grosor de 1,10 a 1,30 metros, y
restos del muro de ladrillos que descansaba sobre ellas.Que en Ilipa
existía un puerto está atestiguado, además de por la comprobación
visual de sus ruinas, por una inscripción aparecida en 1784 en la
Granja Haza del Villar, entre La Algaba y Santiponce, que nos da
noticia de un dispensator portus ilipensis e ilustra acerca de uno de
los cargos del puerto. Un último muelle, del que no se conservan
restos, pero que está atestiguado por historiadores de los siglos
XVI y XVII, es el de Itálica.En época romana parece ser que el rio
pasaba por esta ciudad, aunque posteriormente cambió de curso...”
“Además
de estos puertos grandes, cuyas ruinas o cuyo recuerdo se nos han
conservado,debieron existir muchos puertos pequeños y embarcaderos.
Cada ciudad, cada pueblo ribereño del Guadalquivir tendría el suyo
propio, e incluso cada fundus y gran propiedad agrícola contaría
con un embarcadero para su propio servicio. Hasta aquí se traerían
los productos, sobre todo el aceite, para que los recogieran los
barcos y los llevaran río abajo. De estos embarcaderos no se ha
conservado nada, pero debían existir en todos aquellos lugares donde
las marcas de ánforas presentan la leyenda PORT., POR. Y abundan de
manera relativa. Igualmente existirían en los lugares conocidos aún
hoy como "El Puerto", tales como el que conserva ese nombre
cerca de Lora del Río y el llamado "El Puerto del Barco",
en el término de Brenes, donde los naturales cuentan que existían
restos de edificaciones antes que las máquinas las destruyeran, y
donde hemos encontrado una considerable cantidad de marcas de ánforas
...”
Párrafos
extraídos del libro de Lorenzo Abad Casal ,publicado en 1975 y
titulado:” El Guadalquivir: via fluvial romana”.
Lorenzo
Abad Casal (San Fernando, Cádiz, 1948) Licenciado en Historia en la
Universidad de Sevilla (1971). Doctor por la Universidad de Sevilla
(1976). Profesor ayudante de Arqueología y encargado de curso en las
Universidades de Sevilla, Cádiz y Complutense, adjunto en la de
Córdoba, agregado en la de Valencia y catedrático en la de
Alicante, a la que se incorporó en 1979. Ha investigado y ampliado
estudios en la Universidad de Munich y en las sedes del Instituto
Arqueológico Alemán en Berlín, Roma y Frankfurt, en esta última
en calidad de becario de Fundación Alexander von Humboldt.
Especializado en arqueología protohistórica y clásica, y en
concreto en las culturas ibérica y romana.